sábado, 5 de mayo de 2007

No se por que le gano a nuestros labios el silencio


Mañana tras mañana subia a los acantilados y contemplaba desde el borde del mundo, el misterioso éter q se extendia mas allá. Pero un dia de septiembre, en las horas previas la amanecer, mientras sus ojos miraban desde lo alto de las rocas el borde del acantilado como si fuese el limite de toda la tierra. Descendio una nube gris y helada por el viento q la envolvio en un profundo sueño.

Una figura gris se acercaba entre la niebla. Era un hombre de una calida mirada, sus ojos brillaban al verla. Ella no lo recordaba, pero reconocia en su rostro algo familiar, algo q calmo su miedo y le dio confianza. El tomo su mano amigablemente y la guio entre la espesa niebla hasta el risco mas alto donde se recorta el cielo. Alli, el sol dorado de la mañana cubria un verde prado y se lograba ver desde arriba las nubes mas altas del cielo.

Recorrieron cada rincon de ese maravilloso lugar juntos, y sin darse cuenta los atrapo la noche. Una luna llena los rodeo de encanto y magia por un momento . y cuando todo parecia ir bien unas espesas nubes cubrieron las estrellas. De repente un relámpago los ilumino por completo y se escucho un trueno q parecia romper la tierra en mil pedazos. El la solto y desaparecio en la oscuridad. Ella estaba sola en medio de la nada. Un para de lágrimas nacieron de sus ojos y comenzo a llover torrencialmente. Su llanto se perdió en el eco de los truenos. Sintio como se apago esa luz de sus ojos y algun deseo de su corazón.


Alli donde la luna habia puesto encanto y magia, tan solo quedaba tristeza y dolor . . .

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