En la llama de una hoguera
ayer quemé sus recuerdos,
no eran cartas, ni anillos
sino silencio y besos.
Hoy he escuchado su voz,
hoy lo he visto de nuevo,
ayer lo quise olvidar
y hoy lo quiero de nuevo.
No sé porque huyes
si todavía me quieres
y vas buscando consuelo
en esa falsa mujer
que no conoce el amor
y mucho menos los sentimientos,
va buscando sólo al hombre de mi vida
para matar el aburrimiento.
Subí al cielo un día
y me puse a hablar con díos,
le dije que te quería
que me ayudase pos favor.
Me dijo que te olvidara
pues ya no había solución,
y le dije que así lo haría
pero núnca resultó.
Señor, tú que tánto tienes,
tú que tánto puedes dar,
porque no me das su vida
para yo poder descansar
entónces él serio y callado
se acerco sin vacilar
y pronuncío estas palabas
que jamás podre olvidar;
por qué un día pecastes
y no tuvistes con él compasión,
ahora yo te castigo
prohibiendote su gran amor
No hay comentarios:
Publicar un comentario